Una constante en la vida es que las cosas acostumbran a perderse. Un día las tienes y al otro, en su lugar, su hueco. Yo sé que mis pendientes favoritos están advocados a desaparecer, por ejemplo, bajo la almohada de la litera de un albergue xacobeo. Perder cosas es sencillo. Sobrevivir la pérdida, sin embargo, es un arte que dominar. Yo creo que sé hacerlo, creo que sé perder las cosas que amo, dejarlas que vivan en algún lugar recóndito del mundo, sin mi mirada, sin ellas mirarme.
Bishop hace tan bien esto de manipularnos…
La primera mitad del poema se dedica a hablarnos con una voz poética, que es el eco de una certeza, en imperativo. Para, en la segunda mitad, con su I lost my mother’s watch, llevarnos de improvisto hacia su realidad y su verdadero sentir. Nos coloca sus sentimientos dentro. Digamos que nos hace perder aquella certeza del principio.
Aunque con dificultad se puede dominar. Perder es un arte como otro cualquiera, ¿acaso no lo es?
El dibujo es obra de Manuel.